domingo, 23 de marzo de 2008

El cuento de un pana, que nunca dejará de impactarme...

Matanza de Personas, por lo General Indefensas
Matanza de Personas, por lo General Indefensas A todas las personas que cayeron y se hicieron víctimas del sin sentido


Aquí empezó Lo conocí a los tres años en un parque cualquiera de la ciudad. Yo un niño con rasgos árabes, él, un muchacho moreno de nacionalidad Iraní. Después de un tiempo de estarnos viendo la cara constantemente, le di mi nombre para ver si llegábamos a jugar carritos algún día, también me atreví a preguntarle el de él: - Hola ¿cómo te llamas? dije al momento que estiraba la mano para auto presentarme- me llamo Saleh - Hola me dijo tímidamente Me llamo O, O, Omar. Así empezó nuestra amistad, un simple choque de manos, una sonrisa, esa cualquier cosa que sirven a los niños para entablar amistad. Al pasar el tiempo los juegos cambiaron y los encuentros se incrementaron. Desde luego, pasaban cosas a nuestro favor, por ejemplo a los seis años de edad me mudé a dos cuadras de su casa, la misma urbanización, la misma escuela. Esto ayudó para que nos relacionáramos mejor, luego la cercanía y el permanente ser de la complicidad nos hizo un dúo inseparable. La primaria paso con sus abundancias y carencias, con las maldades y crueldades propias de esas tiernas y abominables criaturas que suelen ser los delicados y desprejuiciados niños. Tuvimos que sortear las intenciones de los adultos, escapar por los caminos verdes de la mentira, combinar bobadas con actos inteligentes, en fin, vida de chamo. En el liceo caíamos mal, casi todas las personas del salón intentaron aplicarnos una de racismo, no concordábamos en ideas, palabras, entre otras cosas, además el maldito chalequeo con aquello de turcos del c..., Árabes terroristas Generalmente las personas solían excluirnos de sus grupos, huían de nosotros, siempre que podían nos dejaban solos. Pero que va, no prestábamos mucha atención pues juntos conformábamos un comando fortalecido y presto a operar ante cualquier circunstancia. A mitad del segundo lapso de octavo grado se presentó la noticia: - Saleh me tengo que ir para Irak, dijo Omar, la situación económica acá no va bien, los negocios no resultan, además, mi padre debe hacerse cargo de la familia de un tío que murió. - No juegues Omar le dije sin creerle- - No estoy jugando dentro de una semana me tengo que ir replicó con tristeza- es inevitable - ¿Por qué? pregunté mientras aguantaba las ganas de llorar - Vamos a caminar al parque - me dijo él. - Sí vamos le repliqué. - Me voy porque como te dije antes, mi papá tiene problemas con los negocios, además, toda mi familia esta allá, ya sabes, ahora las cosas cambiaron, mi tío murió por una de esas causas inexplicables mi padre debe hacerse cargo de los huérfanos, así está establecido en el libro. - Pero eso no es justo - proteste con un aire de nostalgia. - Nada es justo, nada es injusto, es la vida - respondió él. Desde aquí Bueno, así fue transcurriendo el tiempo que faltaba hasta el día de su partida. En esa despedida hubo lo de costumbre: llanto, suspiros, maletas, lo que no podía faltar, consejos y bendiciones. - Chao Saleh, cuando llegue te llamo dijo. - Sí, espero tu llamada le respondí. Días de llanto, ganas de explotar, no comer, pasarla sumamente mal, maldecir a todos los santos existentes en los planetas y puntos circunvecinos. Pero como todo, después quise olvidarme del problema, obviamente no pude. Intentaba estar pendiente de mis estudios, entrar en el conjunto, acercarme a las personas que me rechazaban. Nunca me sentí tan solo, nunca intenté relacionarme más, ser aceptado era vital. Ninguno de mis compañeros de clases me caía bien, pero daba igual, esta sociedad es así, tienes que encajar en un grupo te guste o no, si no te gusta puedes asumir las consecuencias. Juro que hice el esfuerzo, deseaba encajar, ser uno más. Un septiembre sucedió lo de las Torres Gemelas, después acabaron a Afganistán, a mí casi me vuelven loco, hasta los profesores me llamaban Hijo de Bin Laden . La palabra terrorismo se llegaba hasta mi pupitre, rebotaba en el lápiz, me acompañaba al ciber, sentía que era sospechoso, hasta que le dejé de parar bolas. Una tarde me senté a ver la TV. CNN en español daba su dosis de Guerra contra el terrorismo anunciaban la guerra del gobierno norteamericano contra Saddam, había que bombardear al gobierno de Hussein, aniquilar al eje del mal, en verdad que era una vaina como de comiquitas, una broma macabra en vivo y directo: los tanques y los soldados, los aviones y los portaviones, el drama de los voceros de la Casa Blanca y la ridícula posición de la ONU. - Ojalá que no pase nada y que sólo llegue hasta aquí, hasta las amenazas dijo mi madre que pudo observar desde la cocina la información que salía expulsada de la boca de Bush. - Esperemos mamá, Dios te oiga respondí mientras me llegaba a la cabeza la imagen de Omar aquel primer día en el parque- Estuve varios días nervioso, intenté comunicarme con Omar por la internet, pero todo fue en vano. Hasta que desesperado, salí de mi casa y me dirigí hacia un centro de telecomunicaciones. Marqué el código, llamé de larga distancia. Después de saludarlo le dije: - Chamo, esto de la guerra me tiene muy preocupado, sí, lo del ataque va a ser para mañana según la tele. - Sí, acá hay preparativos, la cosa esta grave, estamos haciendo lo posible para que mi familia busque los me... Se corta la llamada, salgo de la cabina, cancelo el tiempo que estuve hablando, camino un rato para reflexionar que fue lo que pasó, decido irme a la casa. Llego, abro la reja principal, luego la puerta de madera, entro, veo en la tele: - Contra el terrorismo Información de última hora, el ataque que iba a realizarse a tempranas horas del día de mañana se adelantó para hoy. Hace instantes acaban de ser atacadas varias de las ciudades más importantes de Irak, todavía no se ha confirmado el número de víctimas. Todavía no se confirma el número de víctimas, el teléfono de la casa de Omar no tiene número, soy el trece de la lista del quinto año C, Omar era el veintiuno de Octavo B. Al sumar los muertos, porque siempre se suman los muertos, no encuentro en que parte quedé, quedó, quedamos…

Andrés Perdomo.

2 comentarios:

David Quintanilla dijo...

hola tu :)

Andrés dijo...

A mi tampoco Dejará de impactarme... ese carajo es un duro.. =)